Encontrar una mancha bajo tu coche puede parecer algo puntual o sin importancia, pero una fuga de líquido es una de las señales más claras de que algo no va bien. A menudo, ignorarla puede traducirse en una avería mayor o comprometer directamente la seguridad del vehículo.
En este artículo te explicamos cómo identificar qué tipo de líquido está perdiendo tu coche, qué lo puede estar provocando y por qué acudir a un taller profesional es clave para evitar daños mayores.

¿Cómo identificar el tipo de fuga?
Observar el color, textura, olor y ubicación de la mancha es el primer paso. Pero lo verdaderamente importante es entender qué componente del vehículo está fallando.
Fuga de agua (clara e inodora)
Origen habitual: Condensación del aire acondicionado
¿Es grave?: No, si aparece tras usar el A/C.
Cuándo preocuparse: Si la fuga es constante, se combina con otros líquidos o el coche no ha usado el aire.
➡️ Diagnóstico típico en taller: Comprobación de drenajes de condensación y sistema de climatización.
Fuga de aceite de motor (oscuro, viscoso)
Origen habitual: Junta de la tapa de balancines, cárter agrietado, retén del cigüeñal o tapón de vaciado mal cerrado.
¿Es grave?: Sí. Puede dañar gravemente el motor si el nivel baja demasiado.
Síntomas asociados: Manchas persistentes, consumo elevado de aceite, humo o mal olor.
➡️ Solución profesional: Revisión del circuito de lubricación y sustitución de juntas o componentes afectados.
Fuga de líquido de transmisión o dirección asistida (rojo o rosado)
Origen habitual: Retenes o tubos deteriorados, fugas en la bomba o el radiador de aceite (en cajas automáticas).
¿Es grave?: Sí. Puede provocar fallos de transmisión o pérdida de asistencia en la dirección.
Síntomas asociados: Cambios de marcha bruscos, dirección dura o ruidos hidráulicos.
➡️ Intervención en taller: Detección por presión y comprobación de niveles. Sustitución de manguitos, retenes o bomba.
Fuga de refrigerante (verde, amarillo o rosado, olor dulce)
Origen habitual: Radiador, manguitos, junta de culata, bomba de agua o termostato.
¿Es grave?: Muy grave si no se actúa. Puede derivar en sobrecalentamiento y fallo de motor.
Síntomas asociados: Subida de temperatura, testigo encendido, vaho en el interior.
➡️ Diagnóstico técnico: Prueba de presión del circuito y revisión de estanqueidad del sistema.
Fuga de líquido de frenos (claro, ligeramente aceitoso)
Origen habitual: Latiguillos agrietados, bombines, pinzas de freno o cilindro maestro.
¿Es grave?: Urgente. Compromete directamente la capacidad de frenado.
Síntomas asociados: Pedal esponjoso, pérdida de eficacia al frenar, testigo encendido.
➡️ Actuación inmediata en taller: Reparación del circuito hidráulico y purgado completo del sistema.
¿Por qué evitar soluciones caseras?
Muchas veces, el conductor opta por «echar más líquido» o sellar con aditivos. Esto no soluciona el origen de la fuga y puede ocultar el problema hasta que sea demasiado tarde.
Además, algunos líquidos como el de frenos o refrigerante pueden ser corrosivos si no se manipulan correctamente.
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